martes, 29 de abril de 2008

humanismo

Introducción
Circulaban, en los puertos del Mediterráneo, historias que hablaban de inmensos monstruos que abrazaban a los barcos con sus garras o tentáculos y se comían a los marineros; pestes asquerosas se pegaban al cuerpo, llevando al infectado a morir lentamente, con el cuerpo totalmente deformado. Con esos miedos ningún marinero se atrevía a cruzar el Ecuador.
Historias como estas se escribieron acerca de la vida en el mar a comienzos del siglo XV, generando temores que impidieron a los hombres navegar sin perder de vista las costas de los continentes.
A través de este eje temático, conocerás los detalles de esos miedos y cómo los europeos se atrevieron a ir más allá de lo conocido, incluidos los límites de la fe y del conocimiento.
En efecto, durante los siglos XV y XVI se abrieron los horizontes de la mente humana, y con ello se rompieron los cánones de la Edad Media junto a las profundas huellas que estos habían dejado en el pensamiento occidental.
En esta sección del Módulo 3 estudiaremos las profundas transformaciones que experimentó el mundo occidental entre los siglos XV y XVII y que llevaron a los europeos a América y otros continentes, hasta ese momento desconocidos por ellos.
Te sugerimos estudiar las nuevas formas del conocimiento humano que se crearon durante la llamada Época Moderna y, en especial, el papel que tuvo el humanismo de los siglos XIV, XV y XVI. Este período es muy importante, ya que sentará las bases de la ciencia y la filosofía, que tendrán un punto máximo de desarrollo durante el siglo XVIII.
Por otra parte, en este eje estudiarás las variadas consecuencias que tuvieron los descubrimientos geográficos que se experimentaron a partir de la mitad del siglo XV, dentro de los que se cuenta el descubrimiento de América.
Otro aspecto que deberás estudiar es la crisis religiosa de comienzos del siglo XVI, que terminó con la unidad religiosa de la Europa medieval, condicionando hasta el día de hoy el escenario religioso del viejo continente.
Es importante que analices las repercusiones de dicha crisis en el posterior desarrollo de la historia de Europa y del mundo, destacándose la necesaria tolerancia que se debe cultivar entre las distintas comunidades humanas cuando existen diferencias religiosas profundas.
Asimismo, debes entender que el llamado Renacimiento no rompe con todo lo creado durante el medioevo, siendo más bien una transición hacia otros tiempos, los tiempos modernos y contemporáneos.
No se trata de mirar la historia de esta época como una nueva historia, sino de percatarnos que forma parte de un continuo que se proyecta en el tiempo. De tal manera, te sugerimos observar los distintos procesos y elementos que se han transformado y aquellos que se mantienen estables hasta nuestra época.
Es importante que descubras que lo que ocurre en el siglo XVI es fundamental para lo que ocurrirá en los siglos posteriores, especialmente en los temas relacionados a la ciencia y la reflexión política. De aquí saldrán los pilares que llevarán a la Ilustración a inaugurar una concepción “moderna” del hombre y del mundo que lo rodea, protagonizando cambios tan radicales como la Revolución Francesa y la Revolución Industrial.
Por ello, te recomendamos analizar particularmente el absolutismo monárquico, la sociedad del Antiguo Régimen y los orígenes del capitalismo.
Por último, cerraremos este eje temático con una pequeña mirada acerca del impacto de la expansión de Europa en la historia de América, y por extensión, en la de Chile.
La Época Moderna
El siglo XV marca el inicio de la civilización europea occidental. Durante el Renacimiento, los artistas crean obras de arte admirables, el cristianismo se depura, la ciencia se sistematiza y los descubrimientos geográficos amplían el mundo. Se conforman los imperios coloniales de España y Portugal, se expande la economía, se abren nuevos mercados. Las monarquías nacionales estructuran sus dominios con la idea de la Nación-Estado. La burguesía en tanto, es la nueva clase que lentamente sustituirá a la nobleza como clase dominante.
Si quieres ver un mapa de la época de los descubrimientos, haz clic aquí.
El humanismo: una nueva visión del ser humano
La Época Moderna se caracteriza por el predominio de una nueva corriente de pensamiento que pone en el centro de sus preocupaciones al ser humano, en contraposición a las corrientes teístas que ponen a Dios o a varios dioses como centro de interés. La mirada cambia, se traslada desde Dios hacia el ser humano. Estamos hablando del humanismo.
El humanismo puede definirse como la dimensión intelectual del Renacimiento. Su nacimiento se ubica en Italia, en ciudades como Roma, Venecia y especialmente Florencia, desde donde se difundió hacia otros países de Europa, fundamentalmente los Países Bajos. Los humanistas quisieron dar respuestas a las interrogantes de su época recurriendo tanto al cristianismo como a la filosofía grecolatina, creando un sistema intelectual caracterizado por la supremacía del hombre sobre la naturaleza. Su intención fue la de desarrollar el espíritu crítico y la plena confianza en sus propias posibilidades.
Algunos de sus representantes fueron Gianozzo Manetti, Marcillo Ficino y Picò della Mirandola, quien probablemente fue uno de los primeros en usar la palabra humanismo para caracterizar a este nuevo movimiento. En Florencia se crea una importante Academia con el apoyo de los Médicis, y surgen mecenas –personas con poder económico o político- que apoyaron, protegieron y recibieron en sus palacios a los nuevos creadores. Protegidos por los mecenas, muchos intelectuales y artistas pudieron materializar sus obras.
Otro de los pensadores humanistas importantes fue Erasmo de Rotterdam (1466-1536), autor de El Elogio de la Locura, Enquiridión, y Coloquios. Fue creador de una corriente denominada erasmismo, que se difundió por toda Europa y tuvo una duración de más de un siglo. Fue el mayor crítico de las estructuras de la iglesia del siglo XVI y muchos de sus discípulos se convirtieron al protestantismo. Abogó por mayor instrucción para el pueblo y por una piedad auténtica alejada de la superficialidad. Influyó en diferentes pensadores de su época, como por ejemplo, en el italiano Maquiavelo, autor de El Príncipe; el inglés Tomás Moro, autor de Utopía; el francés Montaigne y los españoles Luis Vives y Elio Antonio de Nebrija.
Una de las principales características de esta nueva mirada del mundo fue el individualismo. Una recuperación de la esencia humana considera al ser humano tanto en su aspecto espiritual como en su exterioridad, su relación con la naturaleza y su belleza. Se desarrolla su afán aventurero y el lujo y la riqueza como recompensa a su esfuerzo individual; los escritores escriben de lo humano y tienen la posibilidad de difundir sus ideas con la invención de la imprenta de tipos, que se llevó a cabo en Alemania por Gutemberg en 1440.
Fuente: Jiménez Rodríguez, Patricia y otros. Historia Universal. Educación Media.
La creatividad artística del Renacimiento
El arte del Renacimiento se caracteriza por ser un arte de la idealidad a la que se aspira. Así, se representa el cuerpo desnudo con toda su potencialidad expresiva y belleza a partir del estudio de las proporciones matemáticas y geométricas de lo corporal.
En alguna medida, las principales ciudades italianas se convirtieron en lo que habían sido las griegas: ciudades llenas de lujo y vida cultural en las cuales los mecenas, los Médicis en Florencia y los mismos Papas apoyaban la obra de los artistas.
En el siglo XV, cada uno de los artistas va resolviendo las dificultades de la técnica: Piero della Francesca estudia la luz; Massacio estudia la figura humana; Fra Angélico el color y la sensibilidad; Pollaiuolo y Signorelli la anatomía, etc., llegando a la síntesis del Renacimiento con sus tres más grandes representantes:
Leonardo da Vinci, genio solitario que abarcó múltiples facetas del conocimiento;
Rafael, ejemplificó el espíritu clásico de la armonía, la belleza y la serenidad;
Miguel Ángel, encarnó el poder creador y concibió varios proyectos, inspirándose en el cuerpo humano como vehículo esencial para la expresión de emociones y sentimientos.
Fuera de Italia destacaron los artistas alemanes Alberto Durero y Hans Holbein el Joven. En los Países Bajos Joachim Patinar, Pieter Brueguel el Viejo y Hieronymus Bosch.
Los inventos del período
Los inventos de este período jugaron un papel fundamental. Recordemos que los hombres del Renacimiento eran aventureros y con mucha confianza en sus capacidades individuales, lo que explica los nuevos descubrimientos llevados a cabo en este período. Por otra parte la imprenta produjo un enorme cambio debido a la posibilidad de difundir las ideas con un volumen y una rapidez jamás experimentadas hasta ese momento.
La difusión de los conocimientos geográficos del griego Ptolomeo (siglo II), el Imago Mundi de Pedro D’Ailly, sumado a las ideas del cosmógrafo florentino Toscanelli, daban credibilidad a la teoría de que la tierra era redonda, mientras la idea de que la tierra fuera plana solamente era sostenida por una masa ignorante y/o supersticiosa.
La cartografía realizada por los árabes, genoveses, portugueses y mallorquines permitió a los nuevos navegantes tener un conocimiento cabal de las costas del viejo mundo. Además, el reemplazo de los barcos medievales por las carabelas y las naos, que agregaron a las velas cuadradas una vela triangular conocida como latina, les permitió aprovechar todos los vientos y poder navegar en alta mar sin tener que estar siempre pendientes de la costa.
La brújula, cuyo descubrimiento se atribuye a los chinos, permitió navegar en el mar teniendo conciencia de los puntos cardinales, mientras que el astrolabio, que permite determinar la latitud y la longitud, resultó determinante para la expansión de la navegación. Estos instrumentos permitieron que los europeos del siglo XV se aventuraran más allá de las rutas conocidas hasta ese momento, permitiendo, por consiguiente, el descubrimiento del continente americano. Por otra parte, el hallazgo de la pólvora implicó un cambio radical en las reglas de la guerra.
La ciencia renacentista, en tanto, sentó las bases de la ciencia moderna, centrada en la búsqueda de la explicación de los fenómenos a través de la razón y la experimentación. El prototipo del hombre renacentista fue Leonardo da Vinci (1452-1519), pintor y estudioso del cuerpo humano y del movimiento. En la astronomía, Nicolás Copérnico dio a conocer su revolucionaria teoría, conocida como heliocentrismo, que postulaba que el Sol se encontraba en el centro del universo. En la medicina se produjeron avances tan importantes como el descubrimiento de la circulación de la sangre, realizado por Miguel Servet, quien murió en la hoguera condenado por hereje.
Ruptura de la unidad religiosa: Reforma y Contrarreforma
El mundo anterior a la Reforma
El desarrollo de las monarquías nacionales, entre otras causas, dio lugar a que el Papa perdiera paulatinamente dominio e influencia sobre los diversos Estados de la cristiandad.
Los valores que inspiraron a la Iglesia durante la Edad Media fueron perdiendo vigencia frente al lujo en que vivían los papas durante el siglo XIV, por lo que se produjo un conflicto entre el deber ser de la Iglesia y la práctica misma de la fe. En este contexto se desarrollaron miradas críticas a la Iglesia institucional del Vaticano.
Los primeros que criticaron a la Iglesia proponían mayor coherencia entre la práctica de la fe y la teoría teológica. La Iglesia vendía prebendas y beneficios solo a las personas que podían comprarla, y quienes la criticaban acusaban que muchos obispos no habían pisado jamás sus obispados y recibían rentas, mientras la Iglesia cobraba. Estas cuestiones hicieron entrar al Vaticano en una profunda pérdida de credibilidad.
En 1517 el Papa León X decidió erigir la Basílica de San Pedro y para cubrir los gastos impuso las llamadas indulgencias, que consistían en un mecanismo mediante el cual el Papa entregaba al creyente, a través de un documento, gracia y perdón de sus pecados, y a cambio de esto, el católico pagaba una cantidad de dinero determinada.
La Reforma de Lutero
Esta situación desacreditó claramente a la Iglesia, y en 1517 Lutero pone en discusión en la capilla de Wittemberg la licitud de las indulgencias, concluyendo que era ilegítima su venta. Los dominicos lo denuncian a Roma y León X firma una bula poco aclaratoria. Lutero responde haciendo una crítica total al sistema religioso: niega a los sacerdotes su papel de intermediarios, propone la interpretación personal e individual de la Biblia, rechaza los sacramentos como formulismos vacíos y afirma que es la fe y no sus obras la que salva al ser humano. En 1520 el Papa excomulgó a Lutero quien replicó quemando públicamente la orden papal.
Muchos príncipes alemanes y masas de campesinos se volvieron adeptos de Lutero, quien predica una iglesia pobre y señala que el Estado, como representante del pueblo, se hará cargo de las riquezas de la Iglesia y serán los campesinos quienes ocupen las tierras de obispados y abadías. De esta manera, coinciden los intereses religiosos y anhelos de reformas sociales de una gran parte de los alemanes. En general, los seguidores de Lutero consideran a este cristianismo más puro y más cercano al mundo real. De hecho, por ejemplo, los clérigos protestantes tienen permiso para contraer matrimonio.
La Reforma fuera de Alemania
Luego de la muerte de Lutero en 1546, los protestantes se hicieron más extremistas, destacándose entre ellos Ulrico Zwinglio. Juan Calvino, en Ginebra, se convirtió en el más intransigente de los luteranos, creando el calvinismo, que perseguía a todos aquellos que no compartieran sus ideas.
El calvinismo se caracterizó, fundamentalmente, por sostener la predestinación. Dios todo lo sabe, sabe quién se salva y quién no, de manera que sus obras no son importantes. Así, quien está predestinado a condenarse, se condenará.
Los países en los cuales se expandió el calvinismo fueron Suiza, Holanda, Escocia (presbiterianos), Inglaterra (puritanos), Francia (hugonotes). En España, en tanto, se extendió el erasmismo.
En lo que se refiere a Inglaterra, inicialmente Enrique VIII condenó públicamente las ideas de Lutero, pero más tarde, luego de una serie de separaciones conyugales, pidió al Papa anular su matrimonio. El pontífice se negó y comenzó un período de ásperas relaciones entre Inglaterra y el Papa. Enrique VIII deseaba crear una Iglesia nacional, por lo que rompió sus relaciones de dependencia con respecto al Vaticano.
En 1533 se publicó el acta de primacía por medio de la cual el rey se convertía en la única autoridad de la Iglesia Nacional. De esta manera, nace la Iglesia Anglicana, existente hasta el día de hoy en Inglaterra.
La Contrarreforma
Como respuesta a la división de la Iglesia en todo el Norte de Europa, la Iglesia Católica comenzó un período de ajuste a los nuevos tiempos. El espíritu de la Contrarreforma se extendió especialmente en España e Italia, donde el catolicismo resultó apoyado por el Estado monárquico, cuando este unió filas en torno al Vaticano.
Los cristianos que no aceptaron la reforma luterana, no abandonaron la idea de reformar la Iglesia, motivo por el cual se reunieron en Trento, en mayo de 1545, convocados por Paulo III. A la convocatoria asistieron también los teólogos reformados, pero abandonaron rápidamente sus sesiones. Este Concilio duró hasta 1563 y fue uno de los instrumentos que sirvió para frenar el avance de los protestantes.
En Trento se señala a la Biblia como texto único y oficial de la Iglesia, se concretan y definen los Sacramentos y se organizan obispados y parroquias, así como los centros de formación para los futuros sacerdotes, llamados seminarios.
Las concepciones que se fijaron en Trento en el siglo XVI fueron la concreción de los intentos contrarreformistas católicos que lucharon por impedir el avance del protestantismo.
Las disposiciones generales del Concilio de Trento fueron recopiladas en un sumario escrito: Profesión de la Fe Tridentina.
En términos concretos, el Concilio de Trento significó el fracaso de una política de conciliación entre católicos y protestantes.
En este período surgieron dos elementos que reformaron y actualizaron el pensamiento católico: uno, a nivel espiritual, conocido como el misticismo que suponía la proximidad a la divinidad a través de la imaginación y de la meditación; y el otro, el movimiento reconquistador del terreno ganado por los protestantes con la fundación de la orden de los Jesuitas por Ignacio de Loyola en 1534.
Tránsito a la Época Moderna
La expansión colonial europea
Luego de la caída de Bizancio en manos de los turcos otomanos, el papel de puente comercial entre Asia y Europa que había cumplido esa zona hasta ese momento, se terminó. Esta situación obligó a los europeos a buscar nuevas rutas hacia el Oriente a través del Atlántico, y esta nueva necesidad, junto a los nuevos inventos que ya mencionamos, permitió a los europeos navegar cada vez más lejos. Los portugueses lograron bordear África, cruzaron el Índico y llegaron hasta India y China, mientras que los españoles, buscando la ruta occidental que los llevara hasta Oriente, se encontraron con el continente americano.
Entre 1492 y 1522 se duplicó el mundo que conocían los occidentales. Vasco de Gama dobló por el cabo de Buena Esperanza, se exploró una parte importante de América del Sur y se dio la vuelta al mundo por primera vez: esta enorme expansión europea significó un vuelco muy importante en la historia de la humanidad. El continente americano entró a la historia universal que se redactaba en Europa, y con ello comenzó a formar parte de una conciencia universal en la que este nuevo continente se fue convirtiendo en parte de un contexto geográfico que se ampliaba como nunca antes.
El descubrimiento de América
Cristóbal Colón, al servicio de los reyes católicos de España, intentando encontrar una ruta más corta que lo llevara a Oriente y convencido de la esfericidad de la Tierra, se encontró con el continente americano. Antes de su partida, los reyes le habían prometido –en un acuerdo conocido como Capitulaciones de Santa Fe- un nombramiento vitalicio como almirante de todas las tierras descubiertas. Sería, además, virrey y recibiría la décima parte de las riquezas que encontrara.
Colón, equipado con dos carabelas, La Pinta y La Niña, y una nao, la Santa María, salió del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, navegando hacia el Occidente. Dos meses más tarde, llegó a una isla llamada Guanahaní (en voz caribe), que el almirante bautizó con el nombre de San Salvador, al tomar posesión de ella en nombre de los reyes católicos.
Realizó cuatro viajes a América, regresando a España, por última vez, en noviembre de 1504, el mismo mes en que murió Isabel la Católica, quedando sin apoyo y a merced de antipatías de funcionarios de la corona, que nunca reconocieron lo prometido en las Capitulaciones de Santa Fe. Colón nunca supo que su lugar de destino no había sido la India, y murió pobre y olvidado en mayo de 1506.
Luego del descubrimiento de Colón, surgieron disputas entre españoles y portugueses sobre los derechos de conquista por las tierras descubiertas y por descubrir. Ante esta situación, el Papa Alejandro VI, con la Bula Inter Caetera, trató de hacerlos llegar a un acuerdo. Finalmente, con el Tratado de Tordesillas en 1494, se determinó una línea imaginaria que iba de polo a polo, a 370 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde, dando a Castilla el derecho sobre las tierras al Oeste de dicha línea y a Portugal sobre las tierras situadas al Este.
La inserción de América en el mundo occidental
El encuentro de estos dos mundos, con la consecuente inserción de América en el mundo occidental, fue complejo y tuvo muchas consecuencias.
Simplificando la situación, podemos enumerar algunas de ellas. Desde el punto de vista demográfico, para América la llegada de los españoles significó una fuerte mortalidad de la población por diversas causas. Entre estas podemos mencionar las guerras de conquista, el nuevo sistema de trabajo al que debieron someterse los indígenas, el contacto con nuevas enfermedades europeas frente a las cuales no tenían anticuerpos para su defensa, etc. Para Europa representó la posibilidad de insertar población excedente o colocar población que era perseguida por motivos religiosos, como sucedió con los primeros colonos que profesaban el calvinismo y los ingleses, que se establecieron en América de Norte.
Por otra parte, la existencia de algunos sistemas de producción económica que requerían numerosa mano de obra reactivó el fenómeno del esclavismo, por lo que se trajo población desde distintos lugares de África para poder mantener la producción agrícola. En este encuentro étnico se encuentra uno de los orígenes del mestizaje, que constituye una característica esencial de todo nuestro continente.
Se produce, también, un intenso intercambio de productos entre los dos continentes. De América se llevaron a Europa productos como el cacao, la papa, el maíz, el poroto y el tomate. De Europa llegaron a América la vid, el olivo, el trigo, el caballo.
En América se explotaron yacimientos de minerales preciosos, lo que produjo un importante cambio en la economía Europea de aquel momento. Estos nuevos recursos sustentaron las guerras de las monarquías autoritarias de diferentes países europeos. En el viejo continente se produjo la tendencia a atesorar estas riquezas, provocando una fuerte alza de los precios de ciertos productos.
El oro y la plata americana, en constante flujo con Europa, hicieron que se desarrollaran la agricultura y la industria europeas. Con justa razón, algunos historiadores han opinado que la posterior Revolución Industrial del viejo continente, en parte, se habría financiado con los metales preciosos que fluían desde América.
De esta manera, América exportaba materia prima y recibía productos manufacturados.
El comercio español estaba en manos de la Casa de Contratación, creada en 1503 por los reyes católicos, con sede en Sevilla.
El mapa del mundo y los intereses de los monarcas y los nuevos burgueses, en tanto, se fueron rearmando a partir de estos nuevos escenarios económicos.
Sin duda alguna, la conquista de los nuevos continentes fue una base económica para la formación de nuevos imperios, como el español, el portugués y el inglés.
Después de estos eventos, claramente el mundo no fue el mismo. Algunos se centraron en la producción de materias primas, obligados por duras condiciones monopólicas; otros, como en el caso del imperio español, concentraron sus nuevos intereses en la comercialización y manufactura.
De esta manera, el reordenamiento geopolítico preparó las condiciones para que se llevaran a cabo la Revolución Industrial y la Revolución Francesa a fines del siglo XVIII.

1 comentario:

Monzack dijo...

qué lindo el título, vamos leyendo...